Si quieres escuchar el artículo leído por el autor:
Hace unas semanas me llamaron de ALASAC (Asociación de Altas Capacidades y Talentos), para dar unos talleres sobre adicciones a los niños y una charla coloquio a los padres.
La verdad es que llegué con mucha incertidumbre, pues no sabía lo que me iba a encontrar. Mi sorpresa fue mayúscula al ver a un grupo de niños jugando como los hay en todos los colegios.
Empecé por la charla-coloquio de los padres.
Reconozco la especial atención que estos mostraban, reflejándose en la cascada de dudas que preguntaron. Tal fue el volumen, que tuve que posponer la mitad de mi intervención para la semana siguiente.
Los niños estaban divididos en dos grupos: pequeños y mayores.
La verdad es que nunca había dado un taller a un grupo de niños de tan corta edad, pero algo especial empezó a ocurrir cuando comencé el primer taller.
A pesar de que sus caras y sus cuerpos eran fiel reflejo de su edad biológica, cuando hablaban la madurez de sus palabras no encajaba con su tamaño.
He de confesar que esto me creó un pequeño shock pues, por ejemplo, cuando una niña de 5 años quiso dar su opinión, se subió al asiento del pupitre para poder hablar sin tener que forzar la cabeza. Pero no era solo como lo decían, sino también lo que opinaban; oír comentarios propios del doble de su edad, fue algo alucinante.
Con ambos talleres fue genial, pues la mayoría participaron en cada tema tratado.
Cuando acabo, acostumbro a pasar un cuestionario anónimo tanto a padres como a todos los alumnos. En uno de esos formularios me saltó la alarma. Un niño comentaba que «se lo había pasado muy bien porque aquí había podido participar y no le habían prohibido hablar como en su colegio«.
Tengo claro que el sistema educativo tiene que apoyar a los más rezagados, intelectualmente hablando, pero lo que no se puede consentir es frustrar a los que sobresalen, condenándolos a la marginación y al silencio por el «pecado» de ser diferentes.
Los mismos profesores reconocen que es un error empaquetar a los niños por fecha de nacimiento. Los de enero llevarán doce meses de maduración adelantada sobre los de diciembre y esto a tempranas edades es mucha diferencia.
Pero el error se agrava cuando encajamos en la misma clase a niños de 5 años con otros que a los 3 ya habían aprendido, de manera autodidáctica, a leer y escribir.
Hacemos grandes inversiones para apoyar el desarrollo de la inteligencia de nuestros jóvenes, pero incomprensiblemente machacamos a los que «sobresalen de serie».
La mayoría de estas niñas y niños van a sufrir acoso escolar pudiendo desencadenar diferentes respuestas:
- a) Pueden empatizar con los acosadores convirtiéndose en uno de ellos. Lo más probable es que tiendan al fracaso y hasta el abandono escolar.
b) Pueden sufrir en soledad y acabar con una depresión o alguna enfermedad mental.
c) Pueden buscar refugio en una adicción (Alcohol, Porros o a las Tecnologías). Aquí las consecuencias son la suma de las peores anteriores.
“Solo hay algo más peligroso que un tonto motivado y es un listo enganchado”
SI COMO SOCIEDAD NO SOMOS CAPACES DE VALORAR Y APOYAR A ESTOS NIÑOS, ES QUE NO NOS LOS MERECEMOS.
Este artículo también lo podéis encontrar en el blog del Valle de Elda
Mi próximo artículo se titulará:
– LOS “SUSTOS” DE LA ADOLESCENCIA –
Thanks to the translation done by Sara Cremades González (teacher and philologist), you can read this article in English:
«HIGH ABILITIES: WHEN YOU ASK A CHILD AND AN ADULT ANSWERS»
A few weeks ago I was called by ALASAC (High Abilities and Talents Association), to give some workshops on addictions to children and a colloquium talk to parents.
The truth is that I arrived with a lot of uncertainty, because I did not know what I was going to find. My surprise was great when I saw a group of children playing as there are in every school.
I started with the parents’ talk-colloquium.
I recognize the special attention they showed, reflected in the cascade of questions they asked. Such was the volume that I had to postpone half of my intervention for the following week.
The children were divided into two groups: young and old.
The truth is that I had never given a workshop to a group of children of such a young age, but something special started to happen when I started the first workshop.
Although their faces and bodies were a true reflection of their biological age, when they spoke the maturity of their words did not match their size.
I have to confess that this created a bit of a shock for me because, for example, when a 5-year-old girl wanted to give her opinion, she climbed up on the seat of the desk so she could speak without having to force her head. But it was not only how they said it, but also what they thought; to hear comments twice their age was mind-blowing.
With both workshops it was great, as most of them participated in every topic covered.
When I finish, I usually pass out an anonymous questionnaire to both parents and all the students. On one of these forms I was alarmed. One child commented that «he had a great time because here he had been able to participate and had not been forbidden to speak as in his school».
It is clear to me that the educational system has to support the most intellectually backward, but what cannot be allowed is to frustrate those who excel, condemning them to marginalization and silence for the «sin» of being different.
Teachers themselves recognize that it is a mistake to pack children by date of birth. Those born in January will have matured twelve months earlier than those born in December, and this is a big difference at an early age.
But the mistake is compounded when we put 5-year-olds in the same class with others who had already learned to read and write by the age of 3.
We invest heavily in supporting the development of the intelligence of our youngsters, but incomprehensibly we crush those who «stand out from the crowd».
Most of these children will be bullied at school and can trigger different responses:
(a) They may empathize with the bullies by becoming one of them. Most likely, they will tend to fail and even drop out of school.
- b) They may suffer in loneliness and end up with depression or mental illness.
- c) They may seek refuge in an addiction (alcohol, joints or technology). Here the consequences are the sum of the worst of the above.
«There is only one thing more dangerous than a motivated fool, and that is a smart person who is hooked.»
IF AS A SOCIETY WE ARE NOT ABLE TO VALUE AND SUPPORT THESE CHILDREN, IT IS THAT WE DO NOT DESERVE THEM.
The next article will be entitled:
“THE SCARES OF ADOLESCENCE”
Puede surgir una cuarta opción y es, que llegado al punto de no encajar entre sus congéneres, decida conscientemente rebajar su nivel (en la forma de expresarse por ejemplo, utilizando un lexico más corriente) para integrarse con el resto, lo que definitivamente le abrirá opciones de integración con las amistades pero le seguirá frustrando internamente 🤷♀️
Muchas Gracias por tu comentario.
Estoy de acuerdo con tus palabras y lamentablemente con la conclusión sobre su frustración.
A veces me pregunto ¿qué especie somos, que «atropellamos» a los más débiles, pero también a los más capacitados?
La mediocridad es el valor de aceptación.